martes, 14 de octubre de 2008

La(s) crisis, tú y otras adicciones (in)confesables

Hacía tiempo que la inspiración sentimental no campaba a sus anchas por esto que tengo la mala costumbre de llamar "mi cerebro". Me imagino que en lo últimos meses no encontraba la chispa que le hacia falta para sacar su más que limitado potencial literario. Pero aquí está. Desentrenada y confusa, pero otra vez cerca de mi almohada.

Supongo que siempre que tienes a alguien que aprecias, que quieres, o que respetas -o todas a la vez- se hace más fácil trasladar tus sentimientos y hacerlos públicos. Aunque también es verdad, que cuesta más en el sentido de que también pueden afectar a otras personas. Pero también me he dado cuenta de las múltiples crisis que sufrimos todos los días. Discusiones, enfados, caricias y otras drogas sin las cuales no somos capaces de vivir. No por el efecto que hagan en cada uno, sino por lo dulce del síndrome de abstinencia. Y sobre todo porque esa adicción nos hace sentirnos vivos y el síndrome de abstinencia, felices.

Hoy me reafirmo en aquello de que lo verdaderamente importante no son las personas agónicas, sino las agonías de las personas. Hoy, me reafirmo en que las crisis se pueden solucionar con un simple, pero sentido, "barkatu, bai?".

Hoy, creo que tengo una adicción más. Pero aun es (in)confesable.

Vuelve el Guardián.

Un beso desde la estación


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