jueves, 13 de noviembre de 2008

"Europa federal: Un proyecto de integración política." Por Josu Jon Imaz (1ª parte)

Cada vez se extiende más como lugar común que la Unión Europea es un espacio de juego económico, un mercado común que ha derivado a una moneda única, el euro. Mi convicción parte de que Europa es mucho más que eso. Es sobre todo un espacio común de civilización. Un entorno cultural que nos pertenece a todos. Desde la cultura megalítica de Aralar, hay indicios razonables para pensar en que el mundo cultural de aquellos pastores era compartido por los pastores de Bretaña o de Cornualles. Su visión del mundo era similar, y lo que es más importante, las corrientes culturales circulaban de un extremo al otro del continente.

Carlomagno, el Sacro-Imperio Romano Germánico, Napoleón e incluso Hitler tratan de unificar políticamente ese espacio de civilización común. Siempre por la fuerza. Y todos fracasan por igual. Es después de la segunda guerra mundial cuando Europa inicia el camino de la unificación. En 70 años tres guerras entre Francia y Alemania han destrozado el continente. Millones de europeos han muerto en las trincheras como consecuencia de conflictos permanentes. Y es ahí donde surge el germen de la Unión Europea. El motor que lleva a que Europa comience su camino de unidad es la paz y la reconciliación.

La paz y la reconciliación son el motivo del proceso que se inicia en 1950 con la declaración de Schuman que da lugar a la CECA, la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, núcleo del Mercado Común Europeo. Puede parecer que el móvil es económico, pero nada mas lejos de ello. Cuando Schuman revoluciona al mundo en 1950 con su propuesta del Alto Comisariado del Carbón y del Acero entre Francia y Alemania, no lo hace empujado por razones económicas. En su declaración define al carbón y al acero como las materias primas de la guerra, y argumenta que la puesta en común de estas armas en manos de una institución coordinada hará la guerra imposible y garantizará la paz duradera para los pueblos europeos.

Por tanto, la Unión Europea nace movida por la necesidad de paz. Por supuesto que los factores económicos, de seguridad y tecnológicos empujan este proceso. Pero las grandes decisiones políticas han estado determinadas por esa necesidad de paz.

Robert Schuman, padre del proyecto unificador europeo, es el autor de estas palabras. proféticas que tienen ya 50 años: “Europa no surgirá en un día. Nada permanente puede crearse sin esfuerzo. Lo importante es, en todo caso, que la de idea de Europa, el espíritu de solidaridad comunitaria, que responde a los anhelos íntimos de los pueblos, ha echado raíces también fuera de estas instituciones. Esta idea de Europa pondrá al descubierto todas las bases comunes de nuestra cultura y creará, con el tiempo, un vínculo igual al que mantiene unidas a las Patrias. Será la fuerza que venza todos los obstáculos”.

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