miércoles, 14 de noviembre de 2007

De pasiones, malentendidos y otras putadas

"Le entendí perfectamente lo que me dijo sobre el amor. De hecho, en el comienzo de una historia de amor, normalmente, siempre suele haber un flash provocado por la pasión. Debido a este flash, nos hacemos una foto del amor en nuestra cabeza. Una foto siempre ideal. Pero esa foto hay que pulirla con el día a día, como se completan los puzzles. Y ponemos una pieza aquí y otra allá, a veces bien y a veces mal porque ponemos piezas que no corresponden con la foto o porque las ponemos en sitios equivocados. Y nos damos cuenta, al final, como en el puzzle del amor, incluso en el mejor de los casos, siempre hay algunas piezas que faltan y otras que sobran, y que por lo tanto la foto no se puede completar. Y entonces, jugar todos los días a ese juego se puede convertir en un camino cuesta arriba, que nos lleve hasta la frontera de la impotencia, donde la desesperación, el derrotismo, o lo que es peor, el aburrimiento dan vueltas y mas vueltas alrededor de los amantes como los pàjaros de mal agüero, con intención de poner el puzzle patas arriba. Porque en la rutina no existe el amor perfecto. Y el nuestro no era, por supuesto, un amor perfecto..."

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