sábado, 10 de noviembre de 2007

El puente de Bijelo Polje (*)

(*) El puente de Bijelo Polje es un fragmento de una obra maestra como Territorio Comanche. Obra maestra, de unos de mis escritores más queridos. Don Arturo Pérez Reverte. Sírvale, pues de homenaje este relato.






El Puente de Bijelo Polje
Arrodillado en la cuneta, Márquez tomó foco en la nariz del cadáver antes de abrir a plano general. tenía el ojo derecho pegado al visor de la Betacam, y el izquierdo entornado, entre las espirales del humo del cigarrilo que conservaba a un lado de la boca. Siempre que podía, Márquez tomaba foco en cosas quietas antes de hacer un plano, y aquel muerto estaba perfectamente quieto. En realidad no hay nada tan quieto como los muertos. Márquez siempre accionaba el zoom para enfocar a partir de la nariz. Era una costumbre como otra cualquiera, igual que las maquilladoras de estudio empiezan siempre por la misma ceja. En Torrespaña eran famosas las tomas de foco de Márquez; los montadores de vídeo, que suelen ser callados y cínicos como las putas viejas, se las mostraban unos a otros al editar en las cabinas. No te pierdas ésta, etcétera. Junto a ellos, los redactores becarios palidecían en silencio. No siempre los muertos tienen nariz.
Aquel tenía nariz y Barlés dejo de observar a Márquez para echarle otro vistazo. El muerto estaba boca arriba, en la cuneta, a unos cincuenta metros del puente. No lo habían visto morir, porque cuando llegaron ya estaba allí; pero le calculaban tres o cuatro horas: sin duda uno de los morteros que de vez en cuando disparaba desde el otro lado del río, tras el recodo de la carretera y los arboles entre los que ardía Bijelo Polje. Era un HVO, un javeo croata joven, rubio, grande, con los ojos ni abiertos ni cerrados y la cara y el uniforme mimetizado cubiertos de polvillo claro. Barlés hizo una mueca. Las bombas siempre levantan polvo y luego te lo dejan por encima cuando estas muerto, porque ya no se preocupa nadie de sacudírtelo. Las bombas levantan polvo y gravilla y metralla, y luego te matan y te quedas como aquel soldado croata, mas solo que la una, en la cuenta de la carretera, junto al puente de Bijelo Polje. Porque los muertos además de quietos están solos, y no hay nada tan solo como un muerto. Es lo que pensaba Barlés mientras Márquez terminaba de hacer su plano.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

para mí también, uno de los mejores libros leídos.


el comienzo y el final, cojonudos.


ME encanta: por eso soy lo que soy


PD: No sé si al 'sup' le gusta tanto este autor. Habrá que preguntárselo.

Iban Ugarte dijo...

tampoco seas pesao con el "Sup". Es un gran amigo y le quiero mucho, pero tampoco espero que supervise todo lo que hago. O que le mandes supervisar todo lo que escribo.

Es que en todos los comentarios me estas dejando que si el "sup" esto, que si el "sup lo otro"....

Anónimo dijo...

es lo malo de internet, que cualquier ignaro tienen una tribuna en la que exponer burdas opiniones. Lee más y presume menos exponiendo ideas sin ningún valor. Obra maestra dice. Abajo vyuestra democracia de mediocres, viva la nobleza